La educación financiera de nuestros hijos puede ser una actividad muy divertida, que reforzará su sentido de la responsabilidad, su autonomía y su confianza al hacerles sentirse mayores e importantes. En este artículo te daremos algunas herramientas útiles para:
- Reconocer el dinero (monedas y billetes) a un nivel práctico.
- Aprender a controlar los gastos
- Lograr cumplir metas de ahorro
Aprender el valor del dinero y cómo manejarlo
Es importante que los niños tengan un primer contacto práctico con el dinero, antes de poder introducirse en conceptos financieros abstractos. Para ello, dejarles manejarlo con naturalidad, palpando los diferentes billetes y monedas o enfrentándoles a casos prácticos en pequeñas compras, será de gran utilidad.
Aunque tradicionalmente los gastos, el sueldo o los pagos solían ser tratados como un tabú en muchos ambientes familiares y sociales, hablar abiertamente de dinero con nuestros hijos es la mejor forma de familiarizarles con el tema. Mantenerles ajenos a esta parte tan importante de la vida diaria podría conllevar que se formasen ideas poco realistas que terminen por devenir en actitudes irresponsables.
La educación financiera es tan importante como los modales a la mesa o aprender idiomas y será clave en el desarrollo vital de los niños cuando se hagan adultos. Poder afrontar imprevistos con autonomía y conseguir metas gracias al ahorro son hechos trascendentes a los que todos tendremos que enfrentarnos. Y para todo ello es esencial recibir una buena formación financiera.
Padres y profesores juegan un papel de máxima importancia a la hora de inculcar valores y proporcionar una información financiera adecuada desde la infancia. Como referencia de vida y a un nivel principalmente práctico, nuestros hijos adquirirán y replicarán nuestras actitudes y concepción financiera, lo que determinará en gran medida su relación con el dinero.
Más allá de las huchas tradicionales o las pagas semanales, se trata de hacer partícipes a los niños de la economía familiar y con ello sentar las bases de los hábitos que a medio y largo plazo determinarán sus finanzas personales, su capacidad para hacer una buena gestión del dinero y emplearlo para logar sus metas.
3 Juegos para comprender el valor del dinero
Jugar es una forma natural y divertida de aprendizaje que brinda la oportunidad perfecta para iniciar a nuestros hijos en conceptos como el dinero, su valor o el ahorro. Las finanzas personales pueden formar parte de nuestras vidas desde la infancia, si contamos las herramientas necesarias y adaptadas a cada edad.
La formación en el consumo es una parte importante en la educación de los niños, trascendental a la hora de lograr una percepción real de qué es el dinero y cómo funciona. Para abordarla en la infancia, es necesario utilizar el juego: así experimentaremos en la práctica simulada conceptos económicos que de otra forma resultarían muy difíciles de explicar para nosotros y también de comprender para los niños.
Pagos simbólicos
Se trata de hacer ver al niño que nuestros actos de consumo tienen consecuencias. Utilizando el “bote” de los céntimos simularemos el coste que conlleva dejar el grifo del agua corriendo mientras nos cepillamos los dientes o cuando salimos de una habitación sin apagar la luz.
Al mismo tiempo, propondremos a los niños actividades con las que conseguir una paga: ayudarnos a lavar el coche, en la limpieza semanal o en la poda mensual del jardín tendrá su recompensa.
Familiarizarse con el dinero
Comprender qué es el dinero y qué sucede cuando lo gastamos será mucho más sencillo si dejamos que nuestros hijos se impliquen en la economía diaria. Comenzaremos por mostrarles dinero y hablar de en qué podemos gastarlo. Luego ordenaremos por orden de importancia las prioridades de gasto y dejaremos que los niños nos acompañen en una compra ordinaria de productos básicos, por ejemplo en la frutería o el supermercado.
Al permitirles llevar ellos el dinero y pagar les haremos sentirse responsables y ver por sí mismos el resultado del gasto.
Ahorrar y Gastar
Para introducirles en el concepto del ahorro y sus ventajas, podemos crear un sistema de doble hucha: con una hucha doble para nosotros y otra para ellos. A una la llamaremos la hucha de los “por si acaso” y a la otra la hucha de “X” (algo que les motive y puedan conseguir a medio plazo). Así el ahorro será comprendido como una recompensa y no como un sacrificio.
Los niños son grandes imitadores. Cada vez que el niño reciba una propina o una paga, puede introducir una parte en la hucha de gastos y otra en la de ahorro. En paralelo, nosotros haremos lo mismo con las vueltas de la compra, haciéndoles partícipes del momento.
Actividades sencillas como contar dinero o hacer pequeñas compras por sí mismos en comercios de confianza y bajo supervisión adulta también serán de gran utilidad. Otras actividades que tradicionalmente se usaban para inculcar el valor del dinero como abrir una cuenta de ahorro o coleccionar monedas pueden considerarse a largo plazo. Pero será necesario dejar que el niño asimile los conceptos y se desenvuelva en el uso del dinero antes de llegar a ellos.
El dinero educa en valores
Como complemento a todo lo anterior, debemos hacer entender a nuestros hijos las consecuencias de hacer una mala gestión del dinero. Les enseñaremos a anticiparse a las consecuencias de no disponer de dinero por llevar un nivel de consumo por encima de nuestras posibilidades o no poder afrontar un gasto imprevisto al no tener ahorros.
En el proceso, introducir conceptos como la solidaridad o realidades como las diferencias económicas entre las personas, hará de nuestros hijos mejores personas y les dará una idea más real del mundo en el que vivimos.
Por último, hacer que “se ganen” la paga en lugar de hacerles contar con una propina regular les ayudará a mantener una actitud proactiva hacia el dinero, a comprender de dónde viene y a valorarlo con un mayor entusiasmo.